Un descubrimiento matemático realizado por programadores informáticos, que utilizaron una ecuación de 350 años para encontrar un número primo récord, podría brindar respuestas a la desmedida demanda de electricidad de bitcoin.

Great Internet Mersenne Prime Search halló y confirmó el número primo más grande conocido, una cifra con 23 millones de dígitos descubierta con el cálculo del monje francés del siglo XVI Marin Mersenne, según un comunicado dado a conocer este mes. Ese esfuerzo, amén de otros métodos informáticos colaborativos, están haciendo evolucionar la ciencia de la criptografía, que es esencial para crear y rastrear los bitcoins.

El proceso de buscar números primos -que constituyen la base de la criptografía- demuestra que resolver ecuaciones tediosas puede traer aparejados avances científicos con aplicaciones prácticas.
El ascenso meteórico de bitcoin y otras criptomonedas agita el debate en los niveles más altos de la formulación de las políticas monetarias. Los adeptos apuestan a que la confianza en la tecnología de cadena de bloques para hacer un seguimiento de las transacciones revolucionará a la larga la forma de almacenar y transmitir valor. Los detractores señalan la enorme energía que consumen las computadoras que se utilizan para resolver las mundanas ecuaciones matemáticas que hacen funcionar el sistema.

La energía siempre ha sido parte del ADN del bitcoin. La persona a la cual se atribuye la creación de la moneda, identificada solo como Satoshi Nakamoto, concibió el sistema que otorga monedas virtuales por resolver acertijos complejos y emplea un libro mayor digital encriptado para seguir todo el trabajo y todas las transacciones.

Se está acelerando la búsqueda de un compromiso. Algunos científicos están tratando de reducir la energía necesaria para el procesamiento informático. Otros han venido vinculando la minería de criptomonedas a la matemática que resuelve problemas del mundo real.
Un ejemplo es gridcoin, una criptomoneda explotada por una red global de más de 23.000 computadoras conectadas con científicos en la Universidad de California en Berkeley.

Los gridcoins se otorgan al unirse a la Berkeley Open Infrastructure for Network Computing, o BOINC. Este trabajo “podría generar avances en medicina, biología, matemática, ciencia, climatología, partículas y astrofísica”, según el sitio web del grupo, donde se aclara que la electricidad necesaria para minar gridcoin es una fracción de la que requiere bitcoin.

Fuente: elcomercio.pe