Algunos lo han llegado a llamar el «Triángulo de las Bermudas» espacial, aunque los expertos prefieren denominarlo «agujero magnético».

Hablamos de la Anomalía del Atlántico Sur, una zona donde el escudo protector de la Tierra, el campo magnético, se está debilitando de forma más intensa.

Se trata de una área que abarca desde Sudamérica (Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil) hasta el sur de África.

El campo magnético de la Tierra no sólo sirve para hacer que la aguja de una brújula indique norte y sur, también protege a nuestro planeta de la radiación proveniente del espacio que puede ser peligrosa para la vida.

De ahí la importancia de esta anomalía.

El debilitamiento de esa especie de escudo «hace que la radiación del sol, pero también de cualquier galaxia, pueda acceder a la Tierra», explica a BBC Mundo Jorge Spagnuolo, profesor de geofísica de la Universidad Nacional del Sur, en Argentina.

Se trata de un fenómeno natural, que forma parte de la «dinamo interna terrestre», añade el experto, que también colabora con el Instituto Argentino de Oceanografía.

«El campo magnético es muy complejo. Son muchos polos que existen dentro de la Tierra como si fueran imanes, que se generan con el movimiento del núcleo terrestre y eso es variable: se sabe que hay periodos en los que se intensifica y (en otros en los que) se detiene», añade.

El campo magnético terrestre es resultado de la interacción de los núcleos interno y externo de nuestro planeta -compuesto el primero por hierro en estado sólido y el segundo por una aleación líquida de hierro y níquel- junto con el movimiento de rotación terrestre.

Ello crea un proceso de dinamo que convierte la Tierra en un enorme imán.

Durante los últimos 160 años, la fortaleza del campo magnético ha ido decayendo a un ritmo «inusualmente rápido» y la región donde es más débil es esa gran zona denominada la Anomalía del Atlántico Sur, señala el geofísico de la Universidad de Rochester (EE.UU.) John A. Tarduno.

Entre todos los países afectados, Uruguay es el que tiene el campo magnético más debilitado.

Que esa suerte de escudo sea más débil influye, por ejemplo, en las operaciones espaciales.

«Cada nave y satélite que se lanza al espacio tiene que evaluar cómo esta anomalía puede afectar a sus operaciones», apunta Stephanie Schierholz, encargada de las comunicaciones de la NASA.

Schierholz explica que la Estación Internacional Espacial se protege con equipos que miden constantemente a qué nivel de radiación está sometiéndose y los sistemas más importantes poseen un «escudo adicional» para asegurar que el trabajo de la estación no se vea afectado.

La radiación en esa zona puede causar «problemas con los equipos electrónicos, como que los ordenadores se apaguen y se vuelvan a reiniciar o la pérdida de píxeles en los sensores de las cámaras».

Además, algunos astronautas han experimentado «destellos de luz» en los ojos de manera más frecuente cuando pasan por la Anomalía del Atlántico Sur, algo que no tiene un efecto a largo plazo, añade Schierholz en conversación con BBC Mundo.

Según los expertos consultados, para los humanos, de momento, no supone un gran riesgo.

John A. Tarduno lideró una investigación reciente que arroja más luz sobre esta anomalía y que concluye que es «la más reciente manifestación de un fenómeno recurrente en el núcleo de la Tierra por debajo de África que afecta a todo el globo».

«La base de nuestro análisis es algo que llamamos ‘arqueomagnetismo’: el estudio del campo magnético terrestre utilizando objetos arqueológicos», explica Tarduno a BBC Mundo.

Los investigadores consiguieron datos de una fuente peculiar: vestigios de civilizaciones del principios y finales de la Edad de Hierro, en el Valle del río Limpopo, que limita con Botswana y Zimbabwe.

En concreto, analizaron fragmentos de arcillas, que formaron parte de una especie de cabañas que entonces se quemaban como parte de un ritual y que retuvieron información clave sobre el campo magnético de la Tierra, lo que permitió a los investigadores conocer más sobre la Anomalía del Atlántico Sur.

La investigación, además, sugiere que este fenómeno puede estar relacionado con la reversión de los polos magnéticos de la Tierra y eso ha generado especulaciones de que estemos encaminándonos a una.

«Eso no lo sabemos a ciencia cierta», señala Tarduno.

«Lo que puedo decir es que el ratio de debilitamiento (del campo magnético) los últimos 160 años es inusualmente rápido», remarca.

Excavando las rocas sedimentarias, los expertos han calculado que ese campo magnético se ha invertido unas 170 veces en los últimos 75 millones de años.

De continuar el debilitamiento, podríamos empezar a ver «efectos atmosféricos» como el agujero que apareció en el hielo de la Antártica de mayor tamaño que Panamá, un espacio abierto de agua rodeado de hielo marino.

«No sería el escenario de una película de desastres naturales, pero no es baladí», concluye Tarduno.

Fuente: www.bbc.com